Todo el pueblo colabora con la organización del evento. Desde los cazadores, que disponen las piezas batidas en la temporada de caza, pasando por los vecinos que ceden sus fincas para instalar las carpas en las que se come o que se usan como aparcamientos gratuitos. Las manos de tres particulares, expertos en la preparación del plato, se encargan desde la primera edición de su elaboración, que comienza a primera hora de la mañana.
Antonio Bugallo, Adolfo Regueiro y Mari Carmen Troitiño acortarán la noche de mañana para ponerse manos al puchero desde la madrugada. Los cerdedenses cocinarán en una zona acondicionada de los almacenes municipales los cerca de 2.500 kilos de carne que serán servidos durante la comida del domingo, con sus correspondiente guarnición de patatas, castañas, setas y champiñones.
Meses de preparación
Sin embargo la preparación comienza mucho antes. A partir del mes de septiembre una veintena de cazadores de las cuadrillas de Quireza y Cerdedo se esmeran en la captura de los animales durante los cinco meses de batidas y alguna excepcional concedida en el mes de febrero.
Las piezas abatidas van siendo almacenadas en los congeladores municipales a la espera de la cita gastronómica de abril. Esta temporada las cuadrillas de la Sociedad de Caza de Cerdedo consiguieron derribar más de 60 cerdos salvajes para reconforte del pequeño agricultor y disfrute de todo un pueblo, que cada año se suma a la celebración para convertirla en una cita clave.
ExpoCerdedo
Junto a la fiesta gastronómica el Concello ha creado una oferta comercial y cultural paralela en donde el producto local sigue siendo el protagonista. La muestra de ExpoCerdedo concentrará en el pabellón polideportivo municipal 40 puestos de degustación y venta de alimentos propios de la comarca como la vincha, la gallina a la sal, queso de tetilla, requesón, filloas, mieles de Outeda -producida en los montes de la localidad- o pan de Cerdedo. Además, se contará con la presencia de diferentes artesanos que harán demostraciones de los oficios tradicionales, como el soplado de vidrio.
El municipio ha sabido aprovechar un problema y hacer de él una ventaja, un atractivo turístico y al mismo tiempo un incentivo del comercio y economía de la zona. Para el domingo ya existen más de 2.000 reservas, a las que se sumarán los visitantes que asistan sin ella. El pasado año se reunieron en torno a 7.500 personas, dispuestas a agotar hasta las guarniciones. |