En Galicia, se vaya al parque natural al que se vaya, los propietarios no suelen estar contentos. La mayoría sienten que, en realidad, la declaración del espacio protegido fue sinónimo de una expropiación no remunerada. Algunos ni siquiera se consideran dueños ya de sus tierras. Y el de Corrubedo, desafortunadamente, no es una excepción en este sentido. Desde el presidente de la asociación de afectados a muchos propietarios pasando por los comuneros aportan testimonios demoledores sobre el espacio protegido. Y a la cabeza de todas las quejas está una palabra: jabalí. Están convencidos de que los cerdos salvajes acabarán con todo y que, de seguir así, lo que antes eran terrenos de cultivos acabarán siendo un gran bosque lleno de maleza. «Non queda nada, isto é unha miseria», pronuncian unos y otros.

Los propietarios no solo se quejan con palabras de que cada vez hay más jabalíes. Lo demuestran a pie de campo. Así, solo con recorrer distintas fincas se puede ver lo que ellos cuentan. Por ejemplo, muestran numerosos muros, los típicos cierres de toda la vida, que están totalmente tirados. Dicen que los animales arrastran las piedras varios metros. Por supuesto, también es fácil ver que la tierra está levantada y las huellas de pisadas bien claras; como síntoma de que el animal anduvo cerca.

Con este panorama, dicen que poner cultivos es ridículo y que ese es el motivo de que cada vez se vean menos plantaciones de patatas, maíz o cereales. Llevan hasta una de ellas para ver todo el trabajo que conlleva cultivar algo en el parque natural. Efectivamente, hay una pequeñísima finca con patatas totalmente rodeada por una malla verde y azul. «Hai que recubrir absolutamente todo, e isto tampouco é garantía de nada», manifiestan.

En un gran bosque

Los propietarios señalan que, de seguir por este camino, el parque acabará convirtiéndose en un gran bosque lleno de maleza y que la prueba de que eso será así es que actualmente ya hay muchísimas fincas abandonadas. Efectivamente, es fácil encontrarlas dando un paseo por el espacio protegido.

¿Qué soluciones proponen? Los propietarios ni siquiera hablan de que se puedan hacer batidas, porque saben que la Xunta no las autoriza. Pero sí dan otras ideas. Por ejemplo, que se pueda entrar con perros y ahuyentar a algunos jabalíes del espacio protegido. Dicen que esto ya lo hicieron constar en alguna de las reuniones de la junta rectora. Y que incluso se lo hicieron llegar al entonces conselleiro socialista Manuel Vázquez , «el dixo que o miraría, pero fixo como todos: nada». Y es que los dueños del parque natural señalan que esas reuniones con los responsables del complejo medioambiental no acaban sirviendo de mucho, porque pasan los años y las promesas continúan sin hacerse realidad. De ahí que su visión de la realidad sea cada vez más catastrofista y que lleguen a señalar que todo estaba mucho mejor conservado y cuidado antes de que se declarase parque natural, hace ahora unos 19 años.

Una visión opuesta

La directora de este espacio, África Núñez, tiene una visión totalmente distinta de la situación. Señala, por una parte, que las estadísticas dicen que los daños provocados por el jabalí están en descenso -los dueños manifiestan que eso es única y exclusivamente porque se cultiva muchísimo menos-. También indica que siempre se indemnizó a los propietarios afectados por los ataques de los cerdos salvajes, aún cuando en otras zonas de Galicia no se pagaba por ello. «Sempre teñen a sensación de que hai moitos xabarís, pero non é exactamente así», enfatizó. También dijo que si se ponen menos cultivos que antes no es estrictamente por los problemas con la fauna, sino porque «quizás non sexan rentables». Ella no tiene, ni de lejos, una visión catastrófica.

Pastores eléctricos

La visión que tienen los propietarios del parque natural y la que aporta la directora de este espacio con respecto a los problemas relacionados con el jabalí son como el agua y el aceite: no se juntan ni por asomo. Los dueños de terreros, con el presidente de la asociación a la cabeza, reconocen que la Xunta hizo un esfuerzo por dar -en régimen de préstamo- de forma gratuita pastores eléctricos para salvaguardar las fincas de los ataques de la fauna salvaje. Dicen que esa fue una solución al principio, pero que ahora la cantidad de jabalíes es tal que ya no les paran ni los cordones eléctricos. A mayores, añaden que no siempre les dan todos los pastores que querrían. La directora, África Núñez, señala que sí se facilitan estos aparatos y que resultan efectivos para proteger los cultivos del animal. Esta misma persona señala que los titulares, para que se vean compensados, tienen la posibilidad de acceder a distintas líneas de subvenciones, por ejemplo, para arreglar las casas o remodelar las huertas. Ellos no lo ven así. Comentan que ojalá no se declarase la zona parque natural.