Ganaderos de Silleda tienen claro lo que les espera a partir del mes de mayo. Plantarán maíz y los jabalíes «comerano ou destrozárano». Tienen las pruebas evidentes en sus explotaciones ya en estos momentos.
Prados enormes aparecen «gradados» en los últimos tiempos por esta fauna salvaje propiciando sensaciones de futuro desalentadoras en el sector porque en mes y medio sembraran el maíz e «imos seguir igual que nestes anos, sementando para os bichos», señala Toño Pena, ganadero que ayer mostró el malestar sectorial.
Pena mostró fincas en la parroquia de Chapa destinadas a maíz que ya sufren los ataque del jabalí antes de la siembra. Ya estima que se quedarán sin maíz y que además de la pérdida económica perderán calidad porque deberán adquirir alimentos en el mercado de peor calidad y de precio en constante subida. Y, todo en un marco de crisis y precios bajos de la leche.
«De momento non fai daño pero avísanos do que vai a pasar se a Xunta non fai nada», dice el ganadero silledense. El problema de esta y otras zonas está en que existe en Martixe un área destinada a refugio de caza «y desde aí veñen a comer o que nos sementamos», dice Pena que resalta que la Xunta autorizó una batida recientemente pero solo dejo cazar cinco ejemplares y que los cazadores ya vieron una docena más aunque estima «moitos máis na zona, vinte ou trinta».
«É indignante que non paguen»
«E non autorizan máis», se lamenta el ganadero que reclama a la administración uno de los dos caminos existentes en este problema o que reduzca la cabaña de jabalíes o que por lo menos indemnice por los daños.
Pero tampoco ve futuro en esta segunda vía. «Débenme os danos de 2009 e 2010, bueno o que pagan de tope, 1.200 euros cada ano, proque os danos foron moitos máis». Que no paguen las ayudas estipuladas y aceptadas «é o máis indignante».
Los actuales ataques y la dimensión de los mismos «debería servir de alerta» a la administración para adoptar las medidas oportunas, «que non podemos estar traballando para o jabalí», asegura el ganadero que ayer mostraba con impotencia la enorme cantidad de superficie «gradada» por los jabalíes.