A nivel de toda la comunidad, también se puede hablar de una leve recuperación, pero las próximas jornadas tendrán que dictaminar si realmente se debe a una cría más rentable o a que los cazadores han avistado más piezas gracias a la excelente jornada meteorológica de ayer. Porque en los últimos años ya era una tradición comenzar la temporada de caza menor bajo un chubasquero.
En algunos casos, las optimistas previsiones de algunos tecores se han venido abajo con inesperados problemas de difícil resolución. Es el caso de la zona de la Costa da Morte, concretamente Laxe, Camariñas y Vimianzo. Allí los trabajos previos de cría de perdiz, que dio muy buenos frutos, se han visto frustrados por la acción de unas aves rapaces que se asoman en la comarca desde hace aproximadamente un lustro. Así, los responsables de algunos tecores se han visto obligados a soltar unas treinta perdices para animar las primeras jornadas.
Entre las conclusiones del primer día de caza en Lugo se prevé que este puede ser un notable año de conejo. Los augurios eran buenos en lo que respecta al roedor, con muchos avistamientos en la víspera, y parecieron cumplirse. En el Monte Picato, a unos veinte kilómetros al sur de la ciudad de las murallas, Vidal López se cobraba seis piezas. «Cuatro por la mañana y dos por la tarde», decía a la puesta del sol. «Este año estamos contentos», refrendaba. También por el conejo se acercó la cuadrilla de José Luis Díaz, en el coto Veira Miño. «Hay bastante rastro», explicaba. Dos piezas consiguieron. Tampoco fue mal en municipios coruñeses del interior como Oza dos Ríos o Coirós. En cuanto a la perdiz, en la zona de Castroverde brilló por su ausencia. En otros tecores más al sur de la provincia, sí que apareció en cierta abundancia. Como siempre, aquellos que hicieron los deberes, cuidando el terreno, se llevaron la palma. |