Los ataques de los jabalíes sobre las plantaciones de la comarca dezana siguen reproduciéndose en esta parte final del verano como consecuencia de las altas temperaturas y del buen estado que presentan muchas cosechas a estas alturas.

Tras los recientes ataques en el entorno silledense de Manduas, en esta ocasión la zona damnificada es la lalinense de Vilatuxe, que sufre periódicamente estos problemas cada año y que está viendo como proliferan por doquier en los últimos tiempos sin que se adopte ninguna solución más que el lamento y la espera por las indemnizaciones compensatorias.

La última víctima del ansia de los jabalíes fue una finca del lugar de Castro de Abaixo, en la citada parroquia lalinense, donde los animales destrozaron tres de los ocho ferrados que estaban sembrados de maíz, uno de los alimentos favoritos de estos ejemplares silvestres.

Los propietarios de este predio ya han efectuado la habitual comunicación a la Consellería de Medio Ambiente con el propósito de que envíe a sus técnicos para medir con exactitud la zona afectada, aunque superará con seguridad los 1.500 m2. A partir de ahí, se emitirá el correspondiente informe para la recepción de compensaciones.

No obstante, el caso de esta finca no es aislado en la zona, ya que, según explicó la afectada, un par de parcelas bastante próximas sufrieron un ataque similar en las jornadas anteriores. Además, indicó que la presencia de los jabalíes llega a colmar su paciencia, ya que superan prácticamente cualquier obstáculo y les hacen perder sus cosechas. Así, señaló que ya han colocado un pastor eléctrico con doble cableado, pero que aún así estos animales son capaces de rebasarlos y destrozar sus plantaciones de maíz.

Con la reiteración de este problema, cobra ahora más fuerza la denuncia realizada hace un par de semanas por parte de la Federación Rural Galega (Fruga) de que la Xunta de Galicia estaba obviando el pago de las indemnizaciones a algunas plantaciones afectadas en la comarca dezana por una supuesta falta de fondos. El sindicato lamentó esta actitud del departamento autonómico, ya que suponía dejar al desamparo a los agricultores, y solicitó públicamente que cambiase de postura y afrontase las indemnizaciones por estos desperfectos.