Celso Mera ya no puede más. Después de toda la vida trabajando en los campos, tierra con la que ha sacado adelante a su mujer y sus tres hijos, la colonia de jabalíes que habita en A Bola está acabando con su cosecha y su paciencia. ‘Non e xusto que a estas altura da vida me teña que pelexar pola terra cos xabaríns’, lamenta este agricultor que está a punto de cumplir 60 años.
No es el único, la situación se repite en Outeiriño, Folgoso o San Fiz, donde más de 70 familias, entre ellas, las de Antonio Fernández o Antonio O Pazo, se han visto obligados a reducir la zona de cultivo. ‘Non podemos cultivar senón se trata dunha finca pechada, e aínda así logran entrar. Por non falar dos destrozos que fan nos pastos que deixan os animales sen comida’, relatan estos vecinos del núcleo de San Fiz, quienes confiesan, con la voz de la lección aprendida, que ‘non merece a pena volver a fresar as fincas, porque o día seguinte están aquí’.
A punto de cerrar la temporada de caza del jabalí (el 31 de enero) agricultores y ganaderos de A Bola, sector económico mayoritario en el concello, subrayan que en los últimos cinco años la población de jabalíes se ha multiplicado y los daños afectan a cerca del 75% de los terrenos de cultivo ‘e o 100% da poboación, porque ¿que non ten unha terra de patacas?’, preguntan.
Recogida de firmas Desde el Concello bolés, la alcaldesa, María Teresa Barge, atiende con preocupación a sus convecinos. ‘É o problema máis grande que ten o concello neste momento’, sentencia mientras anuncia una campaña de reco gida de firmas para pedir a la Xunta que se responsabilice del problema y tome las medidas oportunas. ‘Chegaremos ata as últimas instancias porque non se pode pedir á xente que viva no rural e despois non facer nada ante estes ataques ao agro galego’, apuntaba la regidora nacionalista, quien considera que la primera medida ‘é que a Xunta conceda axudas os agrogandeiros afectados cunha contribución económica axeitada que lles permita facer fronte o pagamento do réxime especial agrario da Seguridade Social, polo menos dos últimos cinco an os para compensar mínimamente los daños sufridos no sector’.
Sin un censo oficial del número de ejemplares y teniendo en cuenta los datos de los 446 cotos cinegéticos gallegos, la colonia de jabalíes en Ourense es la más extensa de Galicia, 23.000 de los 50.000 ejemplares. Desde Medio Rural apuntan que los titulares de los terrenos cinegéticos son los responsables de los daños y del control de la población. ‘Ellos organizan las cacerías y se comprometen a matar un número determinado cada año pero, en la mayoría de los casos, matan menos de los que deberían matar’, subrayan fuentes del departamento que preside Samuel Juárez. No obstante, recuerdan que la administración autonómica paga una ayuda por explotación que puede alcanzar como máximo los 1.500 euros. Una cantidad que no es suficiente para los afectados boleses. ‘O coste das alpacas multiplica esa cantidade, ademais, ¿onde levamos os animais se nos quedamos sin terras?’, preguntan los agricultores. |