Los jabalíes causaron destrozos a lo largo de este año en cerca de 70 hectáreas de cultivos de la comarca del Ortegal, según los datos que maneja el sindicato Unións Agrarias. Para poner coto a esta situación se reunió ayer en A Coruña el delegado provincial de Medio Ambiente, Manuel Tajes, con los representantes de las sociedades de caza y con agricultores.
Óscar Pose, secretario de Servizos de Unións Agrarias, explica que «trátase dun problema grande e que cada vez vai a peor». Desde el sindicato demandaron a la Administración autonómica que se actualice el registro de la población de jabalíes que hay en la comarca «para saber cal é realmente o problema ao que nos estamos enfrontando».
Unións Agrarias alerta de que los destrozos de los animales salvajes a los terrenos de cultivos están abocando a la crisis a muchas explotaciones, teniendo algunas incluso que cerrar, según señala Óscar Pose.
Otra medida que se planteó en la reunión de ayer fue la habilitación de zonas de cultivo, gestionadas por las propias sociedades de caza y situadas lejos de las explotaciones, donde los jabalíes se pueden alimentar y no tengan que atacar otras fincas.
Los agricultores y los cazadores piden también al departamento autonómico que se autoricen con mayor celeridad las batidas «de forma que se poida atallar o problema dende o momento no que ocorre, non tempo despois».
Temporada
El incremento de las batidas y del cupo de caza es una de las medidas en las que coinciden todos los sectores afectados. El delegado provincial de Medio Ambiente indicó que ya en esta temporada cinegética se ha duplicado el número de cerdos salvajes que se pueden abatir.
Hasta el 6 de enero, los cazadores del Ortegal están autorizados para apresar a un total de 114 ejemplares de jabalí, cuando el año pasado se permitió un máximo de 59.
Manuel Tajes no pudo confirmar si las impresiones que tienen algunos ganaderos sobre que hay más jabalíes actualmente es cierta: «Habrá que esperar a tener más datos». Lo que sí señaló es que al haber cada vez menos cultivos «es lógico que el número de destrozos sea mayor, porque esos terrenos en los que ya no hay plantaciones se acaban convirtiendo en zona de monte, por lo que el jabalí cada vez se acerca más».
En cuanto a las subvenciones, el delegado provincial recordó que «no existían hasta hace dos años». Aunque reconoció que «es imposible cubrir todos los daños, porque no sólo hay un tema económico, sino también afectivo, de ese agricultor que ve que su cosecha ha quedado destrozada».