De los 76 expedientes abiertos este año por infracción a la Lei de Caza, más de la mitad lo han sido para sancionar el ejercicio de la actividad cinegética en zonas de seguridad, es decir, cerca de casas, caminos u otras zonas de uso público. Las sanciones por cazar en zona prohibida van de 601 a 6.000 euros, además de un año de inhabilitación. A distancia figuran las sanciones por cazar por medios prohibidos, sobre todo con colocación de lazos.
Por provincias, A Coruña, en primer lugar, concentra junto con Lugo el grueso de las denuncias, mientras que en Ourense y Pontevedra suponen un pequeño porcentaje. Ya el año pasado los agentes de Medio Ambiente y el Seprona interpusieron numerosas denuncias por cazar en zonas de seguridad, una falta considerada grave. Además, también hay expedientes por intento de fuga y falta de documentación obligatoria, portar el arma desenfundada o lista para su uso en zona de seguridad o llevar munición no permitida y cazar en zonas cubiertas por la densa niebla o de noche. La seguridad también queda en entredicho si se suma disparar hacia las rasantes, no asegurarse de que el proyectil acabará en el suelo, y los ocasionales rebotes que pueden terminar en accidente.
Carteles
La Federación Galega de Caza tiene previsto presentar en breve una nueva campaña de seguridad. Una de las acciones será repartir a las sociedades de caza señales informativas con la leyenda «Atención, cacería», para que sean colocadas en los accesos de los tecores, ya que no todas las cuadrillas las colocan. Pese a estar previsto en la ley, es algo que apenas se sanciona, pese a las quejas de ecologistas, senderistas, recolectores de setas y vecinos.
Al respecto de los percances durante la caza, el colectivo Matar por matar apuntó recientemente que «un dos principais motivos que dan lugar á reiterada violación dos cazadores das distancias de seguridade aos núcleos de poboación é que os animais cada vez máis buscan refuxio preto das casas, onde son menos acosados que no monte».
El presidente de los cazadores gallegos, José María Gómez Cortón, señala que, efectivamente, los corzos están cerca de las casas porque el monte ha ganado terreno, rodeando las viviendas. «Non temos interese de achegarnos ás casas. Os cazadores levamos convivindo no monte cos agricultores ou recolectores de cogumelos dende hai moito; outra cousa é que a xente se meta no medio das batidas».