Os Ancares es la reserva natural de Galicia, hasta el punto de tener como mínimo siete niveles de protección (Red Natura 2000 y LIC, parque natural, reserva de la biosfera, reserva nacional de caza desde 1966, zona de protección del oso pardo, paisaje pintoresco o árbores senlleiras, entre otras). Pero en solo tres días, buena parte de un paisaje de ensueño en el municipio de Cervantes ha quedado arrasado por un incendio que ni los vecinos centenarios recuerdan uno similar.
La situación de los incendios
Aunque desde la Consellería do Medio Rural no pueden ofrecer una cifra sobre la superficie quemada -hasta ayer por la tarde aún seguían activos pequeños focos en diversas aldeas-, hay una primera estimación de que ardieron casi 4.000 hectáreas: más de 2.000 en la zona de Noceda, cerca del castillo de Doiras; y más de 1.000 en Donís, en las inmediaciones de las pallozas de Piornedo. Lo que debería ser un paisaje otoñal -para muchos el encanto que tiene esta comarca y apreciado por senderistas y turistas- aparece ahora como un desierto de cenizas y restos de castaños y robles centenarios devorados por unas llamas que los vecinos aún no se explican: «O lume voaba polo aire e cruzaba de ladeira a ladeira, sen queimar o chan».
Masas forestales de ribera enteras, unidas a montes con arbustos y flora en peligro de extinción, son hoy un recuerdo en negro que tardará años en recuperarse. Solo de la superficie que tiene Cervantes en la reserva nacional de caza ha ardido la mitad, por lo que se espera que en los próximos días vayan apareciendo calcinadas diversas especies animales, incluidas vacas de los propios vecinos. De la superficie de parque natural que tiene Cervantes, el fuego se ha llevado en torno al 15 %, mientras que del total de la reserva de la biosfera se quemó el 7 %.
Quejas por las limitaciones
Los vecinos siguen asimilando un desastre que para ellos se pudo evitar en parte si se hubiesen tomado medidas preventivas. Al estar bajo el amparo de tantas figuras de protección, en este paraje natural se impide realizar acciones que en determinadas situaciones son contrarias al modo de vida de la comarca. El plan director de la Red Natura 2000 que ejecuta la Xunta tiene delimitadas las tareas que se pueden desarrollar, entre las que se incluyen la prohibición de abrir caminos y permitir el desbroce de los montes. Vecinos de Piornedo lamentaban ayer que en los últimos dos años presentaron hasta tres solicitudes para crear una zanja de protección en caso de incendio, pero seguían esperando una resolución. Los hosteleros recordaron que las rutas de senderismo, cada vez más usadas, están sin limpiar y son caldo de cultivo para posibles incendios. O que para cerrar una finca se necesite el permiso de la Consellería de Medio Ambiente.
De momento, los vecinos de Cervantes recuperan sus tareas diarias en el campo tras noches sin dormir y mirando al cielo, esperando que, como ayer por la mañana, la lluvia acabe por fin con una pesadilla que ha modificado su entorno para varios años.