Pontevedra acogió ayer la reunión de coordinación para el control de daños del jabalí y para volver a analizar el protocolo de actuación y como mejorar su efectividad. En el encuentro participaron los máximos responsables de área de la Xunta desde el jefe territorial, el jefe de servicio, y representantes sectoriales como los máximos dirigentes de la Federación de Caza, del colectivo de cazadores con arco, de los tecores de Dozón, Lalín y A Cañiza y desde el sector agrario con el sindicato Unións Agrarias que estuvo representada por Jacobo Feijoo y José Manuel Hermida.
Datos de balance facilitados desde la Xunta en la reunión situaron la cifra total de batidas ordinarias en período de caza en un total en el 2016 en la provincia de 3.356 y consecuencia de estas fueron abatidos 1.246 jabalíes. En el caso de las batidas y esperas en tiempo de veda fueron 61 acciones con resultado de 15 jabalíes abatidos.
Se considera el hecho de que fueran tan pocos porque la administración fue muy lenta al autorizas estas acciones del protocolo aplicándolo con rigidez de modo que cuando llegaron autorizaciones ya pasara la época punta de los daños que sitúa Jacobo Feijoo en quince o veinte días en el inicio de la siembra del maíz que es cuando se produce un 60 % de los daños que causan. El retraso por tener que cumplir con salidas con perros atados y con perros sueltos para espantar a los jabalíes antes de autorizare las batidas «poderán servir puntualmente pero non para situacións graves como fora no caso de Dozón o ano pasado con enormes danos», dice Feijoo.
Por eso, ayer en Pontevedra hubo consenso en que se aplique con mayor flexibilidad el protocolo de modo que los funcionarios no ralenticen las batidas y de ese modo estas eviten los daños. En esa línea están también los tecores que conocen en sus propias carnes que si no hay batidas crece el malestar en el sector y los ganaderos con daños acuden al juzgado acarreando sanciones a las sociedades de cazadores.
También hay malestar porque no se habilitan ayudas este año. El pasado, aunque tarde, las hubo.
Desde la organización agraria también se pidió que los tecores activen las batidas desde el primer día de caza oficial porque es el otro momento, en septiembre cuando se produce la segunda oleada de daños del jabalí en las espigas tiernas y que se empiece n las batidas por los cultivos hacia el monte.
«Todos fomos aprendendo nos cinco ou seis anos que levamos co protocolo e sabemos como se debe actuar con el», dice Feijoo quien insiste en pedir a las partes sensibilidad, «que poñan primeiro os problemas da xente porque son animais que non precisan ningunha protección, son moi prolíficos» e inciden en la vida del rural de modo inadmisible.