Frente a la escasez de conejo, abunda el jabalí, especie de caza mayor que requiere una adaptación en técnica y armas, y por la que optan cada vez más. Cada tecor tiene un cupo de ejemplares, y se cumple casi siempre sin problemas. Incluso puede que se sobrepase en algún caso.
María Pedreira, de A Laracha, la única cazadora de la Costa da Morte y practicante desde que legalmente puede (a los 16, y tiene 21: empezó con su padre a aficionarse desde niña) es de la que tal vez se cambien, pese a que su predilección de siempre es el conejo. También forma parte de la directiva de la federación provincial de caza, y está en el comité de la gallega que impulsa la promoción de este deporte entre los jóvenes. Ha asistido a varias reuniones y señala que el problema de la desaparición del conejo es un misterio, de momento, y que se está investigando, porque afecta a muchas zonas. «Pero este ano foi o peor», añade.
En todo caso, ¿mucho jabalí? Todos dicen que sí, aunque José Manuel Fernández, de Cances, medio ironiza al señalar que en amplias zonas «son os mesmos», ya que las manadas recorren muchos kilómetros cada jornada. Suso Amado, de Cabana, de 45 años y cazador desde los 17, indica que sin duda van a más. Sobre el conejo, extiende el ámbito: «Xente de Zamora tenme dito que alí tamén baixa».
Quedan más especies. Raposos hay muchos, no van a menos. Corzos, cada vez se ven más, aunque de momento nada que ver con lo que ocurre en el oriente de Lugo. Y, en pluma, la diversidad es la nota: en algunos tecores hace años que no ven la perdiz, y en otros es el motivo principal de caza. Depende de muchos factores.