Se han convertido en los dueños y señores de los montes madrileños. Allí, los jabalíes hozan a sus anchas durante la mayor parte del año, buscando alimento y agua bajo el suelo. El problema llega cuando el verano acaba y la ausencia de lluvias empieza a hacer estragos. Es entonces cuando este suido rompe los vallados y se acerca al hombre -que, a veces, le alimenta de forma intencionada-, adueñándose, además del monte, de las calles y jardines de urbanizaciones de Las Rozas, Torrelodones o San Sebastián de los Reyes. Su población alcanza ya los 30.000 ejemplares, repartidos, sobre todo, por el noroeste de la región.
Para detener su avance, la Consejería de Medio Ambiente ha autorizado excepcionalmente su caza con arco en el entorno de los núcleos urbanos. De ello, se encargan miembros expertos de la Federación de Caza Madrileña. El último Ayuntamiento en ampliar su permiso -hasta el 30 de noviembre- ha sido el de San Sebastián de los Reyes. La cercanía de desarrollos urbanísticos como Tempranales, Los Arroyos o Dehesa Vieja -que bordean la Dehesa Boyal- se ha convertido en un «paraíso» para estos animales que, sobre todo de noche, pasean a sus anchas por avenidas, parques infantiles y jardines de urbanizaciones. Según fuentes municipales, el año pasado capturaron en esa zona 21 jabalíes en vivo y 22 con arco. Este año se han apresado por el primer sistema ocho ejemplares.
Se acercan al olor de la basura pero han perdido tanto el miedo al hombre, que pernoctan, incluso, en la vía pública y no es difícil verlos a primera hora de la mañana cuando los niños se dirigen al colegio. Hasta ahora, se había recurrido a las jaulas trampa y, por estas fechas y, tras las copiosas lluvias, lo normal es que volvieran al monte. Sin embargo, según han confirmado a ABC fuentes de Medio Ambiente, siguen campando por las zonas urbanas entrado el mes de noviembre.
Su caza con arco se realiza a través de cebaderos artificiales, en los que se espera al animal en zonas altas -por ejemplo, un árbol- para abatirlo de un certero flechazo en el costado. «Se autoriza en zonas forestales muy próximas a poblaciones cuando pueden suponer un riesgo para la seguridad de los vecinos», explican desde Medio Ambiente.
Más de 4.000 ejemplares capturados
Entre octubre y febrero de la temporada 2013-2014 se capturaron 4.205 ejemplares, y en la 2014-2015, 4.387. El número de capturas incluye a los jabalíes atrapados vivos y a los abatidos con arco o con escopeta en cotos de caza. Los vivos, si presentan un buen estado sanitario, se trasladan habitualmente a cotos de caza y a zonas forestales alejadas de la población.
A pesar del elevado número de jabalíes que existen en la región, la Comunidad no considera que exista un «riesgo de plaga». No obstante, aseguran que sí es necesario controlar a una especie que no tiene un depredador natural. Así lo afirma también el servicio veterinario municipal de Las Rozas, una localidad especialmente afectada por la presencia de suidos. Este pueblo serrano está rodeado por tres grandes parques naturales que ocupan el 50 por ciento de su término municipal: el Monte del Pardo -donde también «destrozan» las cosechas, según los agricultores-, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y el del Curso Medio del Guadarrama.
No temen a los humanos
«La densidad media de 6-12 ejemplares por kilómetro cuadrado en condiciones normales se supera ampliamente en determinadas zonas, por lo que los animales acceden en su búsqueda de agua y comida a zonas urbanas», explican desde este municipio, el primero de Madrid que instaló hace una década vallas cinegéticas para evitar el problema. «La variedad de su dieta omnívora -semillas, frutos, raíces, tubérculos, insectos, roedores, incluso carroña y basura- y su comportamiento gregario justifican que se acerquen a zonas pobladas», añaden. «Aprenden a no temer a los humanos y, ante la ausencia de enemigos naturales, siguen creciendo a un ritmo de una a dos camadas anuales por hembra, de las que son viables tres o cuatro individuos», concluyen los veterinarios.
Además de los vallados de zonas públicas y fincas privadas, el consistorio roceño ofrece periódicamente a sus vecinos consejos para evitar las incursiones de estos suidos. Entre otras medidas, sugieren a los propietarios cambiar sus jardines hacia un modelo más mediterráneo que no se asemeje al hábitat de los jabalíes. También piden que depositen adecuadamente la basura dentro de los contenedores y advierten de la prohibición, bajo multa, de dar comida a los jabalíes.
En el caso de Torrelodones, la multa por alimentar a estos animales puede llegar hasta los 750 euros. «Sin embargo, parte de la población sigue viendo a los jabalíes como un animal amistoso y le acercan comida y desechos cerca de los vallados», asegura a ABC Ángel Guirao, concejal de dicho municipio. Las frecuentes incursiones de los jabalíes han hecho que, en las urbanizaciones más cercanas al monte, se hayan «acostumbrado a su presencia».
Métodos «muy costosos»
Desde esta localidad consideran que las medidas planteadas por la Comunidad son «poco eficaces» y «muy costosas» para municipios pequeños. «Instalar jaulas trampa para capturar vivos a estos animales es muy caro. Su gasto corre a cuenta de las arcas municipales y es, a tenor de los resultados obtenidos estos últimos años, poco eficaz», asegura Guirao.
«La caza con arco tampoco supone ninguna garantía de acabar con el problema y no hemos considerado ponerla en práctica. Si el arquero no acierta, un gran jabalí herido a la fuga puede suponer un riesgo mayor para la población», opina. En su lugar, planean instalar abrevaderos y charcas artificiales en el monte para evitar que se acerquen a zonas urbanas.
Además, la cercanía de estos municipios a la A-1 y la A-6 y la posibilidad de que puedan invadir carreteras secundarias también preocupan a las autoridades. Según la DGT, en la región el animal que provoca más accidentes de tráfico es el perro -47 entre los años 2008 y 2013-, seguido del jabalí -37 en el mismo periodo-. Son los últimos datos disponibles al respecto.