El inicio de la temporada de caza, que empezó a finales del mes pasado, coincide con el final de la cosecha de maíz, cereal básico para la alimentación del ganado vacuno dedicado a la producción de leche. Los daños que se puedan causar, producidos en muchos casos por ataques de jabalíes, suponen una amenaza para el éxito final del cultivo; y la intervención de los cazadores, efectuando batidas, permite reducir la presencia de esos animales cerca de fincas.
Información
Aviso tras el problema en la parcela. Un ganadero afectado por ataques de jabalíes a sus fincas debe de notificar lo ocurrido tras comprobar los daños. Puede hacerlo contactando directamente con la Xunta o dirigiéndose a las organizaciones agrarias o al tecor cuyo ámbito de actuación se extienda por esa zona.
Reacción
Agilidad en la respuesta, frecuencia en la forma. Si un ganadero afectado por incursiones de jabalíes informa del problema, la respuesta suele darse con rapidez. El sistema lleva años funcionando, y su aplicación resulta frecuente en zonas donde los ataques de jabalíes son habituales; así lo confirma, por ejemplo, Carlos Pena, presidente del tecor Río Ladra, que se extiende por varias parroquias del sur del municipio de Vilalba, donde el problema de los jabalíes no es una novedad.
Amplitud
Batidas sin límite en algunos casos. Cuando un tecor realiza una batida porque la Xunta advierte de daños en una zona, no se establece un cupo de piezas. Ese detalle es un rasgo que diferencia esas batidas de otras que se llevan a cabo en el resto del año, dentro del plan de caza de un tecor. De todos modos, también se pueden autorizar batidas por daños aunque el tecor de esa zona carezca de plan de caza, como explica el presidente de la sociedad Río Ladra. Cuando un tecor cuenta con plan de caza, el tope de capturas depende de la extensión del terreno.
Momento
Período decisivo para la planta, más opciones para los cazadores. Estas semanas, últimas de la cosecha, son decisivas para evitar que los daños de jabalíes malogren el maíz. Pero si las parcelas están en zonas en las que el tecor cuenta con un plan de caza autorizado por la Xunta, pueden efectuarse batidas incluso sin que se hayan registrado daños, puesto que ya ha empezado la temporada de caza. Por ejemplo, un tecor como el mencionado de Vilalba ya efectuó una el último fin de semana de agosto.
En busca de equilibrio. Con varios años ya de funcionamiento, el sistema parece moverse en la necesidad de conjugar intereses distintos. Jacobo Feijoo, responsable de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias (UU.AA.), explica que se va buscando una fórmula que no deje indefenso al ganadero.
Obligación
Deber del tecor. Los tecores están obligados a actuar en caso de daños. Si se les notifica un caso y no reaccionan, se abre la puerta a que el afectado acuda a la vía judicial, aunque esa opción ya está disponible desde el momento en que se comprueban los daños. Sin embargo, ese sistema no se usa de modo frecuente, sino más bien, apunta Feijoo, cuando se aprecia que las pérdidas son considerables -por ejemplo, de varios miles de euros-.
Consecuencias
La vía judicial, recurso usado alguna vez. Un afectado por daños puede acudir a la vía judicial y lograr ser indemnizado. Una sentencia que obligue a un tecor a pagar una suma algo elevada puede llevar a la práctica la desaparición de esa entidad. También puede ser perjudicial para el demandante o para personas en situación similar a la suya, pues la falta de tecores implicaría, como reconoce Feijoo, la ausencia de una herramienta eficaz para prevenir daños en las fincas.