Son casi 20.000 licencias de armas tipo E, que corresponden a escopetas, las que hay en la provincia de Ourense. Todo un arsenal, si se tiene en cuenta que los datos oficiales dicen que a primeros de enero el censo de población se situaba en 318.235 personas. Descontados los menores de edad, la cifra de potenciales poseedores de ese permiso rondaría las 275.000 personas, con lo que por cada quince vecinos de Ourense hay uno con una escopeta lista para ser utilizada.
En el 2014 se concedieron 2.539 permisos desde enero hasta diciembre. En lo que va de año son ya más de mil los que se han otorgado en toda la provincia. No todo es sumar, sin embargo. También hay revocaciones y denegaciones. En el 2014 fueron cerca de un centenar, de las cuales 58 corresponden a cancelaciones de licencias. En lo que va de 2015 ha habido catorce revocaciones de licencia y en nueve casos más ha denegado la Subdelegación del Gobierno las solicitudes de permiso que habilitan la tenencia escopetas, con la caza como primer argumento.
Cuando una condena incorpora la retirada del permiso de armas, un añadido que se incluye siempre en los casos relacionados con violencia machista, para muchos afectados es más que una formalidad. Más de un abogado ha tenido que escuchar del cliente que no está dispuesto a mostrar conformidad con una pena precisamente por ese añadido. Si hay que pagar una multa, se paga; si hay que asumir trabajos en beneficio de la comunidad, que le digan de cuántos días se trata, según admiten, pero que no le toquen a las escopetas.
La potencial peligrosidad de los solicitantes, al margen de que una condena firme lleve aparejada la retirada de los permisos, resulta determinante para la licencia. Y ante las dudas que se puedan suscitar, el expediente que iniciado la Guardia Civil acaba dando lugar a una respuesta negativa, es decir, a la denegación de las solicitudes de permiso.
Antecedentes policiales
En este sentido, también los antecedentes policiales influyen a la hora de las valoraciones sobre la idoneidad o no de los solicitantes a la hora de solicitar una licencia tipo. Es uno de los motivos para solicitar su cancelación. La mayoría de las personas que en algún momento se vieron enredados en algún asunto tipificado como delito o falta, identificado o detenido sin otras consecuencias, incluso juzgados y absueltos, dejan pasar la existencia de esos antecedentes. Y hay ocasiones en las que resulta conveniente tramitar la cancelación. Por ejemplo, si el afectado es una persona a quien interese la máxima pulcritud ante eventuales indagaciones en busca de borrones en forma de antecedentes penales o policiales. En lo que va de año, más de medio centenar de personas han tramitado estas solicitudes de cancelación. Cuarenta, en la comandancia de la Guardia Civil. Otros catorce, en la comisaría de policía.
Las autorizaciones para poder llevar pistola se limitan en lo que va de año a catorce
La obtención de las licencias de tipo E resulta relativamente cómodo. La actividad cinegética sustenta la práctica totalidad de las solicitudes. La afición es muy notable. Aunque se revisen antecedentes de los solicitantes, o se valoren actitudes que puedan desaconsejar la concesión, la cifra no deja de crecer año tras año, a pesar de que anualmente haya quienes deciden desprenderse de sus armas o inutilizarlas.
Más restrictivo
El caso de las licencias tipo B, que corresponde a las pistolas, es muy diferente. Se estudia cada caso en particular. Su concesión es muy restrictiva y ha de estar perfectamente justificado, según indican fuentes policiales y de la Subdelegación del Gobierno. Son situaciones siempre excepcionales y perspectivas de riesgo para la vida las que justifican su tramitación positiva.
A modo de referencia, frente a las 2.539 licencias de tipo E que se concedieron en el año 2014, en las de tipo B la cifra se redujo hasta las 35. Y en lo que va de año, con 1.003 permisos para escopetas, apenas son catorce las licencias para pistolas.