Quince años después de que se reintrodujera la cabra montesa en la Serra do Xurés —territorio en el que se había extinguido a finales del siglo XIX— los cazadores han vuelto a abatir ejemplares de esta especie en el territorio protegido. En el mes de abril, la Consellería de Medio Ambiente había autorizado la caza en el parque natural.
Se establecían dos períodos para poder hacerlo, entre el 1 de octubre y el 31 de este mes para tres machos selectivos —aquellos que tienen algún defecto o no se consideran viables para la reproducción— y de tres hembras en descaste (viejas o con defectos). Antes de que haya terminado el plazo máximo, los seis ejemplares ya han sido cazados. A partir del 15 de diciembre y hasta el 31 de enero se podrán abatir otros siete machos de trofeo —adultos con grandes cornamentas— que entraban en el lote.
Los tecores de caza del Parque Natural de la Baixa Limia, que agrupa a cinco sociedades, habían realizado en el mes de julio la subasta para la adjudicación del aprovechamiento cinegético de la cabra montesa en el Xurés. El precio de salida para la puja por los permisos era de quince mil euros y tres empresas se presentaron. Finalmente, se adjudicaron a una empresa ourensana por más de 22.000 euros. La empresa revendió los permisos a particulares y los cazadores procedentes de Andalucía, Madrid y otras zonas abatieron los primeros ejemplares de cabras, supervisados por guías de la administración, que iban indicando qué animales se podían acechar. Los cazadores que compran estos permisos suelen disponer de alto poder adquisitivo y desde el Concello de Lobios ven positivo este tipo de turismo cinegético.
El dinero revierte en los tecores del parque natural, que ven positivo la apertura de la caza mayor en la zona porque «vén xente de fóra, que pernocta e dá algo de movemento. Para os tecores é bo porque nos permite paliar a caída de ingresos que temos pola baixada de socios, ao facerse maior a xente, e poder seguir pagando seguros, facendo as labores de roza ou sementeira», explica el presidente de la sociedad de cazadores de Lobios, Domingo González.
Frente a las críticas de ecologistas, los cazadores defienden estas medidas porque «as cabras que non se descastan poden coller enfermidades como a sarna, algo que xa sucedeu cos rebezos», continúa González.