La Guardia Civil investiga las causas que han provocado la muerte de cerca de una treintena de perros de caza en el último mes en las zonas de Melide, Palas de Rei y Arzúa, dado que los primeros indicios apuntan a que los animales han sido envenenados. El presidente de la zona de Arzúa, Juan Formoso, confirmó que los supuestos envenenamientos comenzaron en la de Melide, donde han muerto en el último mes más de veinte perros.
Según Formoso, la investigación de estos sucesos, en la que están participando agentes del Seprona y personal de la Consellería de Medio Ambiente, ya está en manos de un Juzgado de Arzúa, dado que la muerte indiscriminada de perros que participaron recientemente en batidas de caza está provocando una importante alarma social.
De hecho, el problema se ha ido extendiendo en las últimas semanas. «En un principio, todos los perros afectados pertenecían a la zona de Melide», pero el pasado fin de semana murieron dos animales en el límite con el de Palas y otro en el linde con el de Arzúa, precisó Formoso. Ayer mismo, «después de cazar, tres animales murieron y otros tres ingresaron en clínicas veterinarias».
El presidente de la zona de Arzúa calcula que han muerto ya más de veinticinco perros de caza en el último mes y otros muchos han sido ingresados en clínicas veterinarias. Desde su punto de vista, no hay duda de que los animales han sido envenenados, porque «de repente, empiezan a echar espuma por la boca y, en algunos casos, sus propietarios no tuvieron tiempo ni de acercarlos a una clínica, porque murieron en el acto».
En cuanto a las posibles causas de este suceso, reconoce que los cazadores están absolutamente desconcertados y no saben a qué puede deberse ni quién puede estar detrás de un comportamiento tan cruel.
«No vimos a nadie», dijo Formoso, quien piensa que a lo mejor se debe «a algún tipo de venganza», aunque agregó que, en todo caso, al menos por la parte que le toca «no ha habido problemas con nadie».