Los jabalíes siguen suponiendo un importante quebradero de cabeza para los agricultores barbanzanos que observan, impotentes, como estos animales continúan destrozando sus cosechas. Ni siquiera las más de 250 batidas llevadas a cabo en la zona desde enero, ni los más de doscientos animales cazados en este período, han dado tregua a los cultivos. En este sentido, las fincas plantadas con maíz siguen siendo las preferidas por los jabalíes y, por tanto, las más afectadas por su enorme actividad depredadora. Voracidad que, precisamente, ha ido en aumento durante las últimas semanas, en las que confluyen dos factores fundamentales: por un lado el momento de formación del grano en las plantas y, por el otro, el comienzo del destete de la mayoría de las crías.
«Na última parte do verán é cando as crías deixan de mamar e empezan a alimentarse por si mesmas. De aí que as desfeitas que causan os xabarís, xa por si solos cuantiosos, sexan máis elevados durante esta época do ano», apunta un agente ambiental que presta sus servicios en la zona y que reconoce que lejos de bajar o mantenerse, la población de jabalíes sigue creciendo. «Date conta que nunha batida autorizan a cazar unha ou dúas pezas e que unha femia pode traer ata seis exemplares nunha mesma camada. Non é a única xustificación pero permite facerse unha idea de como evolucionan», matiza. De esta misma opinión son los cazadores que constatan una presencia abundante en los montes de la comarca debido, principalmente, «á facilidade que teñen para criar en determinadas zonas».
Desde la Sociedad de Caza y Pesca El Halcón, de Mazaricos, la más activa de la comarca a la hora de realizar batidas, se reconoce la presencia de los animales por prácticamente todo su territorio y las dificultades que esto provoca para cazarlos. En el otro extremo de la zona la situación se concentra en el entorno del parque natural que, según reconoce alguno de los miembros de la Sociedad de Caza y Pesca de Barbanza, se ha convertido en un refugio ideal para estos ejemplares por su elevada protección.
Pérdidas económicas
El maíz, ante los elevados precios del concentrado, se ha convertido en un alimento fundamental para las explotaciones ganaderas productoras de leche. Su falta no solo provoca importantes pérdidas al productor, sino que lo deja ante la incertidumbre de si podrá conseguir otros alimentos para sustituirlo en la ración diaria que comen las vacas. Sembrar cada hectárea de maíz supone para los propietarios de las fincas un desembolso de entre 400 y 550 euros, a los que hay que sumar además los cuatro o cinco meses que las parcelas están ocupadas con un forraje del que apenas se podrá aprovechar debido a los insistentes ataques de los jabalíes.
Información aportada por la Consellería de Medio Ambiente.