La jornada, meteorológicamente hablando, fue muy propicia, sobre todo por la mañana, para la práctica de la actividad cinegética. Pero un gran número de cazadores de las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes que ayer estrenaron la temporada de caza menor regresaron a casa con las manos vacías. La causa: La mixomatosis y la hemorragia vírica que han provocado una elevada mortandad entre la población de conejos.
De hecho, muchos de los que ayer salieron al monte pudieron ver un gran número de ejemplares sin vida. Los tecores están "plagados de conejos muertos", apuntaba al término de la jornada uno de los deportistas. "Se confirma que la temporada va a ser mala", sostiene Jesús Pérez Caramés, el presidente de la Sociedade de Caza e Pesca de Silleda, que destaca la "gran afluencia de cazadores" en el estreno de la campaña, que se desarrolló sin incidencias en la zona.
"Casi se debería dejar de ir con la escopeta", opina Miguel Rodríguez, tirador en Lalín, respecto a la escasa fauna. Este aficionado apuesta por la unión de los tecores "para poder sobrevivir" económicamente y como alternativa para lograr una gestión cinegética realmente efectiva. Además esta escasez de piezas hace que algunos colectivos se planteen la posibilidad de adelantar el cierre de la temporada. El de Forcarei, por ejemplo, lo hará para la caza de la liebre que quedará prohibida a partir del 17 de noviembre, catorce días antes de lo estipulado por la normativa autonómica.
"Nosotros no hemos visto ningún conejo", explica Carlos Villardefrancos, otro cazador lalinense con perros de perdiz. Esta, junto con la torcaz -especialmente en la zona de A Estrada- semeja ser la salvación de la temporada. "Hay algunas perdices y dan algo de juego", apunta este vecino de Vilatuxe, que ayer logró capturar tres, mientras que su compañero de cacería abatió dos piezas.
La mayoría de los deportistas consultados coinciden en señalar que este es uno de los peores años que se recuerdan en cuanto al volumen de fauna, y alguno de ellos deja entrever que detrás de esta situación está la proliferación de sueltas realizadas con especies foráneas que perjudican también el desarrollo de las piezas autóctonas.
En A Estrada tampoco ha sobrevivido la veintena de faisanes soltados últimamente; el conejo también está muy afectado por las enfermedades y únicamente la torcaz y el jabalí se mantienen. "Como la Administración no vele un poco por nosotros, vamos muy mal", sostiene el presidente de la Sociedade Deportiva Río Ulla, Miguel de la Calle. "Es justo que se recaude, pero lo que se consiga debe revertir en la caza; acepto que no tienen dinero, y lo entiendo, pero lo mínimo que pueden hacer es revertir lo que recaudan de los cazadores en la actividad cinegética", añade, visiblemente preocupado por el futuro económico y cinegético de los tecores. Confía en el la nueva Lei de Caza de Galicia cambie la situación y permita a las asociaciones no tener que soportar tantas cargas económicas -como las derivadas de los seguros por accidentes con jabalí- y, consecuentemente, poder invertir el dinero aportado por sus socios en políticas de repoblación y cuidado del monte.
"En Lalín quisimos hacer más desbroces y la Xunta no nos dio autorización" por temor a que pudiese provocarse un incendio durante la realización de los trabajos, sostiene Miguel Rodríguez. "Para poder repoblar, nos tienen que dar alguna ayuda", añade.
Abundante caza mayor
La poca fauna de caza menor existente contrasta con la abundante presencia de jabalíes, corzos y zorros, en líneas generales, en todos los montes de las comarcas. Un ejemplo es el del tecor forcaricense. Cuenta su presidente, José González, que han dado muerte ya a más de treinta cerdos salvajes, a casi cuarenta zorros y que la población de corzos es también significativa. Precisamente, la caza de jabalí está suponiendo para una gran parte de los tecores -sobre todo los más pequeños- una inyección económica al vender su cupo a otros cazadores. |