Como él, buena parte de los conductores que circulan a diario por las carreteras dezanas se han enfrentado a un percance similar en los últimos años.
De la proliferación de animales sueltos en las vías dan buena fe los empleados de Grúas Magín, empresa que se encarga de retirar coches siniestrados. "La mayor parte de incidentes tiene lugar los fines de semana, cuando los jabalíes están asustados y huyen de las batidas", explica Manuel Taboada, que el pasado día 10 intervino en una retirada en A Veiga. El problema de este animal es que "ni se asusta ni se escapa, como podrían hacer los perros".
Así lo constató Esther Blanco, de Autocares Presas, mientras trasladaba a unos alumnos de Prado a Cristimil. "El jabalí se cruzó en medio de la carretera y, durante unos minutos, se dedicó a avanzar y recular. Los niños se asustaron bastante", recuerda. Justo en el mismo lugar, pero con el autobús vacío, se cruzó en otra ocasión con un lobo, apostado al borde de la carretera. La joven sufrió algún susto más al volante, pero otro compañero de profesión "chocó contra un perro en la carretera de Vilatuxe a Laro y el impacto fue tal que, aunque se cambiaron las piezas del autobús, a día de hoy todavía no cierra bien", apunta. Su propio padre colisionó hace años contra un pastor alemán, que destrozó toda la defensa del autobús.
Hasta la fecha, todos los accidentes han ocasionado, básicamente, daños materiales, como indican los bomberos, aunque a veces los conductores presencian proezas como jabalíes que saltan la medianera de la AP-53, como le ocurrió al propio dueño de Grúas Magín, quien vio cómo un cerdo salvaje saltaba la medianera tras empotrarse contra su todoterreno, causándole unos daños de 11.000 euros.
Zonas quemadas
Desde los sindicatos, se insiste en que la población de jabalíes en Deza está "disparada" por su proliferación en los refugios de caza, pero también por la migración desde otras zonas arrasadas por incendios. |