Corzos y jabalíes causaron el domingo en Lugo nueve accidentes de tráfico en solo 45 minutos, entre las 20.45 y las 21.30 horas. A estas alturas de la temporada, hay quien atribuye la desorientación de esas especies a la presencia de cazadores en el monte -aunque ellos se catalogan, en cambio, como «efecto de control»- o a otras actividades que los alteran. Daños en cultivos y siniestros si se acercan a las carreteras (incluso ocurre en vías de alta capacidad) son los dos peligros que más acechan cuando hay animales sin rumbo, sueltos.
Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en el 2010 se registraron en Galicia 2.705 accidentes causados por la incursión de animales en las vías. Cifras similares dejaron los dos años precedentes. Los provocados por jabalíes, corzos y otra fauna silvestre, así como perros y otros animales domésticos, predominan en los datos. Concretando, Lugo es la provincia con mayor accidentalidad (918 siniestros del total), y en la de Pontevedra destaca especialmente la causada por equinos, clasificación en la que le sigue, de nuevo, la provincia lucense.
2.500 euros por siniestro
Javier Nogueira, presidente de la Federación Galega de Caza, ofrecía ayer una valoración clara: «Os grandes problemas da caza en Galicia, hoxe en día, son os accidentes e os danos en cultivos que causa a caza maior». Sobre todo los jabalíes. El pago de daños, a veces, hace muy complicada la supervivencia de los tecores. En cuanto a los animales, sí pueden influir los períodos de cría o también la época de siembra.
«Segundo os datos dos tecores que nós manexamos, no ano 2010 producíronse máis de 500 accidentes con fauna cinexética en Galicia. Por orde de incidencia, segundo provincias, serían Lugo, Ourense e logo Pontevedra. Superarían os 800, tendo en conta tamén os tecores de réxime cinexético común. É, dende logo, unha cifra escalofriante, porque se a eses 500 sinistros lle pos 2.500 euros de reparación en cada un... suma máis dun millón de euros», apuntaba el presidente de la federación.
Al lado de los jabalíes y ya al margen de la fauna cinegética, los caballos son otra de las especies más problemáticas. No ocupan el grueso de las cifras de accidentalidad, pero las consecuencias de su incursión en las carreteras son muy aparatosas. En Ourense enraizó en su día una asociación de afectados y, en Viveiro, un particular envió al Valedor más de 3.600 firmas para pedir una solución tras haber sufrido un accidente de este tipo en el Alto da Gañidoira (zona de Viveiro). Ahí mismo, anteayer, Manuel Pérez y Natalia Louzao se toparon con un equino en medio de la vía. Impactaron contra él. Ambos sufrieron contusiones y el coche acabó casi destrozado.
Los caballos y el microchip
Una vecina de Souto (A Estrada) resumía no hace mucho la doble problemática que ocasionan los caballos salvajes: «Acábaselles a comida no monte e veñen buscala aquí. Temos que valar todo, porque acaban co que hai, e mira que falta tería eu de pechar unha veiga coma esta», explicaba señalando una portela, al lado de su pequeña carreta. «¿Accidentes? Algún conductor xa houbo de matarse», completaba otro vecino, justo al lado. Viven cerca de Sabucedo, donde, aunque se han tomado medidas, no es raro encontrarse un équido en medio de la carretera. En invierno, la escasa visibilidad aumenta el peligro. Ocurre también con frecuencia en el corredor de O Morrazo, o en zonas de la A-52, entre otras vías.
Desde la Consellería de Medio Rural calculan que en los montes gallegos hay unos 18.000 caballos. «Pero é incorrecto falar de animais salvaxes cando hai que falar de cabalos que teñen propietario», apuntan. La normativa vigente obliga a su identificación. De lo que se trata, con el correspondiente microchip, es de acometer la creación del Rexistro Galego de Explotacións Equinas, en el que se manejarán datos varios. Uno de ellos sería el nombre y la dirección del titular del ejemplar. «A responsabilidade do animal é do seu dono. Así que súa identificación é un paso fundamental á hora de esixir responsabilidades», explicaban en su momento. |