Los cazadores de Muxía cumplieron este fin de semana con los planes previstos y la batida de jabalíes que tenían programada se saldó con el abatimiento de seis piezas, que unidas a las dos cobradas con anterioridad suponen el agotamiento del cupo que tenían concedido. Sin embargo, quieren dejar claro que esta actividad, que llevan a cabo por ocio y que les supone un importante desembolso económico al cabo del año, no significa que ellos sean los encargados de controlar las poblaciones de jabalíes y mucho menos los responsables por los daños que estos animales puedan causar en las plantaciones de maíz.
Esta postura de los cazadores se produce después de las crecientes exigencias administrativas para practicar su deporte y de los comunicados del sindicato Unións Agrarias en los que se les instaba a llevar a cabo batidas o de lo contrario serían considerados responsables de los daños a los ganaderos.
Florencio Domínguez Lema, el encargado de la cuadrilla que abatió este sábado seis jabalíes, entre ellos un macho de 90 kilos, quiere dejar claro que tanto él como sus compañeros están descontentos con estas exigencias. «Parece que nós somos os culpables de todo. Para ir ao monte temos que levar canda nós unha oficina pola cantidade de papeis que nos piden. Os nosos cans teñen todos microchip, a entre 20 e 50 euros cada un, e despois polos pobos adiante están todos sen el. E para acabar aínda nos presionan dicíndonos que somos os responsables dos danos do xabaril», se queja.
Además, Domínguez Lema quiere dejar claro que no existe un problema de superpoblación de jabalíes «aínda que é certo que fan moito dano». Explica también que esta clase de animales llegan a recorrer entre 10 y 15 kilómetros diarios, con lo que «os mesmos que a xente ve en Cee son os que hai en Muxía. Non é que haxa moitos, só que se desprazan lonxe».
«Un vicio caro»
Del mismo modo, también denuncia que la apertura de los plazos para cazar se produzca a lo largo del mes de julio «a corenta grados de temperatura», porque él ha perdido ya a dos perros por este mismo motivo. Asegura que a ellos les llegan menos meses para cazar y que prácticamente les están obligando a salir al monte en las épocas menos adecuadas. «Este é un vicio que nos sae moi caro», concluye.
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