Revista de Prensa


Los cazadores de Lalín se reunieron ayer para homenajear a dos de sus destacados miembros; el fallecido Tuno Valdés, y el párroco de Bendoiro, José Rodríguez, un casi nonagenario que cesó en la práctica de este deporte hace pocos años. Una comida y actividades cinegéticas completaron el programa de actos.
Alfonso Loño · 13/6/2011

La Sociedade de Caza e Pesca de Lalín organizó ayer en los montes de Samprizón, en Lebozán, su fiesta en la que se programaron distintos actos, tanto de carácter social como cinegético. La entidad presidida por Luis Nistal reunió a más de 300 personas que participaron tanto en la comida de confraternidad como en las propuestas de la organización para la mañana de ayer.

Este año cazadores y pescadores aprovecharon esta celebración para rendir sendos homenajes a dos de sus miembros más destacados, tanto por su trabajo al frente de la sociedad como por su colaboración con el colectivo deportivo más representativo del municipio. Por un lado se distinguió al fallecido Saturno Luis Valdés, Tuno, que estuvo años vinculado a la sociedad dezana y que practicó esta disciplina durante décadas. Valdés, además de estar ligado al mundo de la cultura y al de la política, su afición por la caza era muy conocida entre los lalinenses. Al margen de este homenaje póstumo, la sociedad invitó al párroco de Bendoiro, José Rodríguez, para que sus compañeros le brindasen un merecido homenaje. El sacerdote, que ronda los 90 años de edad, colaboró activamente con la entidad lalinense durante mucho tiempo y practicó este deporte hasta no hace demasiado. Ahora, su edad le impide salir al monte, aunque sí acude a oficiar misa a la iglesia de esta parroquia lalinense. El homenajeado participó en la comida posterior y estuvo acompañado por Nistal y por el capitán de la Guardia Civil de Lalín, Antonio Sánchez, así como por otros miembros de la sociedad lalinense. José Rodríguez es desde ayer socio de honor, distinción reservada a personas que destacaron por su trabajo en el seno de la sociedad de caza y pesca.

La jornada festiva comenzó por la mañana con pruebas de perros de rastro de jabalí o, entre otras, competiciones de tiro con arco de codorniz al vuelo. Esta práctica consiste en la que los arqueros deben abatir las aves lanzadas, aunque no se emplean en esta disciplina las flechas comunes, sino que en su parte final disponen de un mecanismo circular, que abarca un campo mayor y facilita a los deportistas afinar la puntería.

Además de estas dos disciplinas la organización programó una exhibición y muestra de aves empleadas en cetrería. Los pájaros estuvieron expuestos en las inmediaciones de la carpa, donde luego se celebró la concurrida comida de confraternidad.