Galicia es, junto con Madrid, la quinta comunidad que menos medidas lleva a cabo en la lucha contra los cebos envenenados que causan la muerte de especies animales, algunas protegidas y en peligro de extinción. Así consta en el ránking elaborado por la asociación ecologista WWF, que asegura que Galicia muestra «graves carencias en la lucha contra el veneno».
La clasificación, en la que solo Andalucía ha obtenido el aprobado, se realiza en función de ocho criterios: grado de desarrollo del plan autonómico contra el veneno; disponibilidad de recursos humanos y materiales; vigilancia y prevención; especialización de agentes; normativa propia; sanciones ejemplarizantes por parte de la Administración en caso de vulneración de la ley; sensibilización de grupos de riesgo y transparencia en el acceso a la información. De todos estos parámetros, la comunidad solo cumple con el último.
«Galicia -asegura WWF- debe mejorar las medidas de prevención y vigilancia, logrando la especialización de un grupo de agentes, con motivación y formación, centrando su trabajo en las comarcas con mayor riesgo de afección a especies amenazadas, especialmente en zonas de oso». También propone la creación de una patrulla canina para la detección de cebos envenenados con sede en la provincia de Lugo.
La situación, en realidad, es que no se conoce realmente la verdadera importancia y alcance del problema y que, hoy por hoy, «la solución no parece una prioridad en la agenda de la comunidad», según WWF.
Y no se conoce la magnitud del problema porque no se hace un seguimiento del envenenamiento de especies. «No se hace una búsqueda activa de animales muertos ni se analizan las muestras. No se hace un seguimiento», explica Luis Suárez, responsable del programa de Especies de WWF, que también admite que esta situación, con pocas diferencias, está generalizada en otras autonomías.
¿Por qué se sabe entonces que existen envenenamientos? Porque las principales víctimas conocidas son los animales domésticos que aparecen muertos, especialmente perros. Así lo constata WWW, que asegura que, «a falta de la presencia de aves carroñeras, el principal indicador de que el veneno es de uso frecuente en Galicia son los casos de perros domésticos hallados muertos en las cuatro provincias».
El alimoche, desaparecido
El veneno también fue el responsable de la desaparición de algunas especies de buitres en la comunidad, como el alimoche, hace dos décadas. Y es también una amenaza para otra especie vulnerable, el oso pardo. «Hace unos años -recuerda Suárez- se observó el caso de envenenamiento de un oso en Lugo y vemos que el problema sigue estando ahí».
Pero ¿quién utiliza el veneno? En este caso, la situación de Galicia no es diferente a la del resto de España, según WWF: son cazadores de cotos que quieren evitar la presencia de depredadores (zorros) para sus presas o de ganaderos que quieren librarse de la presencia del lobo.
«Se busca eliminar a depredadores, pequeños y grandes, pero lo pagan todos los animales», sostiene Luis Suárez.
En el conjunto de España, la situación tampoco es buena, lo que demuestra, a juicio de WWF, el fracaso de la estrategia nacional contra el uso de cebos envenenados, aprobada hace seis años. «Sus resultados prácticos son escasos», mantiene la asociación. Solo el pasado año, murieron intoxicadas trece águilas imperiales y más de cuarenta milanos. |