Las pruebas, por lo común, desaparecen con el fuego, ya que el punto donde podrían recogerse es la zona donde comienza el incendio y 'donde más alta resulta la temperatura de la combustión'.
Los datos son templados tirando a fríos. En el año 2009, se produjeron en Ourense, según cifras de la Consellería de Medio Rural, 1.651 incendios forestales. Los investigadores estiman que más del 90% de los fuegos tuvieron su origen en la mano del hombre. El resto o fueron accidentales o por causas naturales. Pese a ello, sólo fue posible abrir diligencias penales previas desde el Ministerio Fiscal en 254 incendios forestales, en 44 incendios no forestales, en 51 incendios imprudentes, y en 57 incendios de bienes propios. Pero esto no es lo más desalentador. Las dificultades para determinar la autoría de los fuegos maniató a las fuerzas de seguridad y a los fiscales, al punto que éstos sólo pudieron acusar formalmente a una persona por un incendio forestal y a cinco por incendios imprudentes.
La disminución respecto a otros años en parte es achacable, según fuentes de la Fiscalía Superior de Galicia, a un mayor control y vigilancia, aunque también a las mejores condiciones atmosféricas y climatológicas del año.
A las dificultades que se presentan para investigar sobre en el terreno a los autores, hay que sumar los problemas que emergen, cuando el delito entra en vía judicial, para alcanzar sentencias condenatorias. Fuentes jurídicas apuntan, en primer término, al procedimiento del Tribunal del Jurado con el que se enfrentan los acusados por incendio. 'Es un procedimiento premioso y lento con trámites no muy útiles y reiterativos' para concretar los hechos a investigar y la peonza o personas imputadas.
Pruebas indiciarias
Por otra parte, la 'ausencia de un atestado tipo y la intervención en la investigación de los incendios forestales de varios cuerpos de seguridad, pueden llegar a generar atestados contradictorios en distintos aspecto, como, por ejemplo el punto del incendio'. En ocasiones ellos 'aboca a los miembros del jurado a emitir un veredicto absolutorio', aseguran desde fuentes judiciales.
Una dificultad no poco significativa es que casi siempre 'la acusación se sustenta en pruebas indiciarias' que dificultan su valoración y que conducen también sentencias absolutorias.
En busca de una huella
El Equipo de Investigación de Incendios Forestales (EIIF) de Verín lo forman tres guardias civiles, consagrados exclusivamente esa labor. Todo el año. 'Las pesquisas son largas y muchas veces infructuosas', subraya Roberto Quintairos, uno de sus componentes. Porque a la dificultad que opone la falta de pruebas 'hay que añadir la cultura del fuego tan arraigada en el sur de Galicia'. Si bien la pedagogía a favor del medio ambiente 'ha dado muy buenos resultados, queda mucho por hacer para que determinada población se deshaga de la idea de que es inevitable que se produzca cierta tipología de incendios.
Pero, ¿cómo se investiga un fuego? ¿Qué caminos se siguen, qué respuestas se buscan? ¿Y por qué es tan difícil dar con su autor? 'Existen dos vías a desarrollar en la investigación. Primero, recogiendo la información que aportan los testimonios que primero llegan al fuego, es decir, bomberos, otros equipos de extinción. Ellos nos dirán dónde comenzó el fuego'. Datos relativos al color de la llama, su altura, la fuerza con que se propaga, pueden llegar a ser relevantes para determinar los elementos que causaron el fuego y acaso hasta los autores. Indalecio Freire, responsable de la Policía Autonómica en Ourense, considera crucial la fase de inspección ocultar. 'Es muy esclarecedor si el fuego comenzó en una cuneta, o cuál era el escenario justo antes de comenzar el fuego '.
La segunda vía de investigación se explora tras la extinción. 'Es el momento de acotar la zona de inicio, donde buscamos si hay algún tipo de artefacto, colillas, mechas, restos de velas o combustible, que pudieron servir de detonantes, en casos de fuegos provocados', sostiene el guardia civil. El siguiente paso será determinar las causas del incendio. Es la fase en la que 'establecemos hipótesis' para buscar los porqués, cómo se produjo el fuego, pero también 'a quién beneficia o a quién le interesa que arda en determinada zona'. Sólo después se entra a investigar al autor o los autores. ¿Cómo? Cuando las pruebas recogidas -caso que existan- no conducen a nada, es 'imprescindible entrevistarse con el vecindario, los presidentes de las comunidades de montes y de los cotos de caza, y cuando existen, con los sospechosos'. Las pesquisas tienen a extenderse en el tiempo. 'En invierno seguimos investigando, y he hecho, ha habido ocasiones en que hemos detenido a alguien varios años después del incendio', asegura Roberto Quintairos. |