Tan rápidos como Messi ante la defensa del Real Madrid, corren los perros de caza tras las perdices gallegas. Pero la letalidad de las sustancias tóxicas frena su gran olfato goleador. Durante la última década, más de 200 canes cazadores han muerto en Galicia por envenenamientos. Con los osos y los lobos, forman el triángulo de especies acorraladas por los enemigos del bosque.
Un informe de Ecologistas en Acción registra más de una veintena de osos, lobos y otros animales silvestres finiquitados en los últimos tres años en nuestra comunidad. Aunque la asociación también destaca que esta cantidad representa entre el 5 y el 15% del número real de envenenamientos. Según estos cálculos, la cifra podría ascender como mínimo a casi 150 intoxicados. Galicia figura como una de las comunidades más afectadas por esta lacra, junto a Extremadura o Castilla-León. Atendiendo a los datos de España, en los últimos 15 años resultaron envenenados 7.000 ejemplares de especies protegidas y 3.000 perros.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, "por cada caso de veneno que sale a la luz, otros diez quedan ocultos". Los delincuentes usan como cebos "trozos de carne, sebo, cabezas de pollo y perdiz", según Ecologistas en Acción. Y en ocasiones hasta animales enteros: "Palomas, conejos, ovejas, zorros... espolvoreados o rellenos con sustancias tóxicas". Lo peor: la muerte camuflada en huevos o embutido, apetecibles para un niño. La fauna sucumbe así bajo pesticidas: aldicarb, carbofuranos y la prohibida estricnina. |