Revista de Prensa


La caza indiscriminada de un animal tan preciado como la arcea provoca desajustes relevantes en su población
Xos� Lugr�s / A.R.G. · 24/12/2007

La arcea, una especie que despierta cada vez mayor atenci�n, es un animal de plumaje mim�tico y aterciopelado al tacto, de color casta�o y con franjas negras sobre el dorso y ocres claros con franjas finas en la zona pectoral y ventral. Es un ave rechoncha que suele medir entre 34 y 36 cent�metros con pico largo y despegue zigzagueante cuando emprende el vuelo. Solitaria y dif�cil de ver debido a sus costumbres y a su mimetismo, realiza su actividad durante el crep�sculo ocult�ndose durante el d�a en las partes m�s rec�nditas del bosque. Al atardecer se dirige a los cuarteles que utiliza de comederos que suelen ser todos los pastizales y prader�as pr�ximos a los bosques en los que se cobija. Es muy voraz y su dieta se compone de lombrices, larvas, insectos, orugas, semillas y brotes tiernos de hierbas. La arcea se la conoce por varios nombres en los montes de Galicia como pueden ser becada, gali�ola, pitorra, sorda, chocha perdiz, oilagorra o incluso dama de terciopelo. Es una migradora nocturna que muestra gran fidelidad por sus lugares de cr�a, de invernada y de paso, a�o tras a�o. Debido a la elevada mortalidad que sufre en su juventud, su media de vida es inferior a un a�o aunque ya se han estudiado algunos ejemplares con una longevidad de hasta 13 a�os. La escasez de especies cineg�ticas de caza menor como perdices o conejos, oblig� a muchos aficionados que en el pasado s�lo la ten�an en cuenta ocasionalmente a cambiar sus costumbres y especializarse en su caza aplicando los m�todos que la moderna tecnolog�a pone a su alcance. Es el caso de cartuchos y escopetas espec�ficas para su captura o collares que permiten seguir a distancia las evoluciones de los perros y la localizaci�n de la presa. El futuro de la especie se presenta incierto tanto en la Pen�nsula Ib�rica como en el resto de Europa. Su �ndice de reproducci�n ha descendido los �ltimos a�os debido, entre otras causas, al alto �ndice de mortalidad ocasionado por la caza indiscriminada en pa�ses como Francia, Italia, Grecia y tambi�n Espa�a. En algunos lugares como Francia, la apertura y cierre de la temporada de caza de la arcea se adec�a a la conservaci�n de la especie teniendo en cuenta sus h�bitos. La presente temporada de caza menor est� proporcionando gran n�mero de satisfaciones a los cazadores gallegos que se lanzan a los montes de la comunidad. Las fuertes heladas que se produjeron durante el oto�o en el norte y el centro de Europa provocaron que el flujo migratorio fuera m�s intenso que en temporadas pasadas. As�, a mediados del mes de noviembre se comenzaron a abatir los primeros ejemplares. El problema se est� manifestando en algunos lugares de Galicia en los que ciertos aficionados aprovecharon los d�as de entrada del animal, cuando est� cansado y con sus reservas bajo m�nimos, para concentrarse en ciertos espacios no superiores a un kil�metro cuadrado y abatirlas. El n�mero de arceas capturadas fue muy superior al habitual, lo que no beneficia a la pr�ctica cineg�tica en general. Es necesaria la concienciaci�n de todos los cazadores para cuidar este animal que proporciona hermosos lances oto�o tras oto�o.