La arcea, una especie que despierta cada vez mayor atenci�n,
es un animal de plumaje mim�tico
y aterciopelado al tacto, de
color casta�o y con franjas negras
sobre el dorso y ocres claros
con franjas finas en la zona
pectoral y ventral. Es un ave rechoncha
que suele medir entre
34 y 36 cent�metros con pico
largo y despegue zigzagueante
cuando emprende el vuelo.
Solitaria y dif�cil de ver debido
a sus costumbres y a su mimetismo,
realiza su actividad
durante el crep�sculo ocult�ndose
durante el d�a en las partes
m�s rec�nditas del bosque. Al
atardecer se dirige a los cuarteles
que utiliza de comederos
que suelen ser todos los pastizales
y prader�as pr�ximos a los
bosques en los que se cobija. Es
muy voraz y su dieta se compone
de lombrices, larvas, insectos,
orugas, semillas y brotes
tiernos de hierbas.
La arcea se la conoce por varios
nombres en los montes de
Galicia como pueden ser becada,
gali�ola, pitorra, sorda, chocha
perdiz, oilagorra o incluso
dama de terciopelo. Es una migradora
nocturna que muestra
gran fidelidad por sus lugares
de cr�a, de invernada y de paso,
a�o tras a�o. Debido a la elevada
mortalidad que sufre en su
juventud, su media de vida es
inferior a un a�o aunque ya se
han estudiado algunos ejemplares
con una longevidad de hasta
13 a�os.
La escasez de especies cineg�ticas
de caza menor como
perdices o conejos, oblig� a
muchos aficionados que en el
pasado s�lo la ten�an en cuenta
ocasionalmente a cambiar sus
costumbres y especializarse en
su caza aplicando los m�todos
que la moderna tecnolog�a pone
a su alcance. Es el caso de cartuchos
y escopetas espec�ficas
para su captura o collares que
permiten seguir a distancia las
evoluciones de los perros y la
localizaci�n de la presa.
El futuro de la especie se presenta
incierto tanto en la Pen�nsula
Ib�rica como en el resto de
Europa. Su �ndice de reproducci�n
ha descendido los �ltimos
a�os debido, entre otras causas,
al alto �ndice de mortalidad ocasionado
por la caza indiscriminada
en pa�ses como Francia,
Italia, Grecia y tambi�n Espa�a.
En algunos lugares como Francia,
la apertura y cierre de la
temporada de caza de la arcea
se adec�a a la conservaci�n de
la especie teniendo en cuenta
sus h�bitos.
La presente temporada de caza
menor est� proporcionando
gran n�mero de satisfaciones a
los cazadores gallegos que se
lanzan a los montes de la comunidad.
Las fuertes heladas que
se produjeron durante el oto�o
en el norte y el centro de Europa
provocaron que el flujo migratorio
fuera m�s intenso que
en temporadas pasadas. As�, a
mediados del mes de noviembre
se comenzaron a abatir los primeros
ejemplares.
El problema se est� manifestando
en algunos lugares de Galicia
en los que ciertos aficionados
aprovecharon los d�as de
entrada del animal, cuando est�
cansado y con sus reservas bajo
m�nimos, para concentrarse en
ciertos espacios no superiores a
un kil�metro cuadrado y abatirlas.
El n�mero de arceas capturadas
fue muy superior al habitual,
lo que no beneficia a la
pr�ctica cineg�tica en general.
Es necesaria la concienciaci�n
de todos los cazadores para cuidar
este animal que proporciona
hermosos lances oto�o tras
oto�o. |