Revista de Prensa


Por tierras de Portomarín, monteros llegados de todo el norte peninsular mostraron ayer la habilidad de sus perros en el Campeonato de España de rastro de jabalí
Marcos Pichel · 12/7/2009

Mientras la calima aguantó en lo alto en su freno al sol, la igualdad se mantuvo en el Campeonato de España de caza de rastro de jabalí. La cima del Cristo en Portomarín, montaña sobre la que se asienta la vila lucense ribereña del Miño, se había convertido en una romería de monteros —y tras ellos el público— que agarraban con fuerza a sus canes, tratando de acercarlos al camino correcto, al de la señal ganadora. Cuando ya al mediodía el calor arreciaba y lo complicaba todo, los mejores de entre los mejores cazadores llegados de todo el norte del país perseguían en la fi nal a una pieza inexistente, salvo por su olor.

Un jabalí doméstico paseado al albor por las diferentes fi ncas en donde se desarrollaría la competición extendió el reguero de aromas necesario para estimular el desarrollado olfato de los perros. Una huella que se diluía al huir de las horas. Si con la fresca la competición se igualó, como decía el a la postre ganador, el cántabro Luis Gutiérrez con su perra Mori, todo cambió el mediodía: «Por la mañana hubo demasiada igualdad, después, dependió del campo». Lo secundaron en el podio el asturiano Casimiro González y el también cántabro Carlos Antuñano.

Cuanto más corto y más seco el pasto, más difi cultades para los canes. El público, experto (compuesto en buena parte por familiares y amigos de los monteros), comentaba que de los tres recintos defi nitivos escogidos, el último (sin segar y más verde) se mostraba más favorable a esta especialidad que aúna compenetración animal-hombre y contacto directo con la naturaleza. Les dieron la razón a los entendidos las decisiones de los jueces y la actitud de los perros, pues el podio se copó en el tercer prado, más abajo y con hierba sin segar. En el primero, el mejor había sido el xovense Pedro Ramos, el más destacado de los gallegos (cuarto al fi nal), y que mostró su contrariedad: «Non o fi xen ben, custoulle o can coller o rastro, tiven que tirar moito del». Es, de todas formas, su mejor clasifi cación en un campeonato de España.

18 parámetros
Hasta 18 parámetros deben puntuar los jueces en sus califi caciones. Uno de los más llamativos, es la voz del perro. «Cuando está en el rastro, debe marcarlo con sus ladridos. Algunos no lo hacen, y eso penaliza», advertía al fi nal Santiago Vigo, uno de los árbitros de la competición. La excitación de los inquietos canes al dar con el olor del jabalí doméstico era palpable, convertido su ladrido en una especie de lamento.

Cuanto más tarde, con Lorenzo con el mazo sobre las cabezas (hasta 30 grados marcaban los termómetros), más fi nura debía enseñar la nariz de los animales. En este deporte, como excepción, la genética se presenta como un factor clave. El grifón ganador proviene de una familia criadora que ya suma, con el de ayer, cinco títulos (los dos de Luis Gutiérrez, y los tres de su hermano Marcelo). «El único secreto es pasar muchas horas en el monte», cuenta Luis, que reconoce que le hacen ofertas por sus perros. «He vendido alguno», cuenta. Pero no como cachorros, sino ya adiestrados y preparados para ganar.