A los vecinos de la parroquia de Salto (Vimianzo) se les ha acabado la paciencia ante los continuos ataques de los jabalíes a sus cultivos de patatas y maíz, y han decidido lanzar un SOS para que las Administraciones demuestren una mayor sensibilidad y pongan fin a un problema que no es nuevo y que les acarrea cuantiosas pérdidas y, sobre todo, "una gran sensación de impotencia", afirmó Ramiro Busto, uno de los agricultores a los que han destrozado cuatro fincas. |
En los últimos días, tras la siembra del maíz casi la práctica totalidad de las fincas que se hallan próximas a zonas de monte en los lugares de Torelo y O Mosquetín han recibido la visita de los jabalíes, que se han comido buena parte de la semillas. Ramiro Busto se ha visto obligado a sembrar "tres veces" una de ellas, y como él varios agricultores más de Salto. Cada bolsa de maíz para la siembra les cuesta 80 euros, "y ya llevo compradas cinco", aseguró. A ello hay que sumar el coste de los abonos y de los trabajos.
Varios de los afectados han presentado denuncias ante Medio Ambiente pero sus esperanzas de ver recompensadas sus pérdidas son mínimas, pues hace cuatro años Ramiro Busto ya presentó una reclamación por daños en una finca de maíz "y aún no he cobrado nada". Otros lugareños aseguraron también que "al final todo se queda en buenas palabras".
Todos ellos lamentan que se proteja más al jabalí que a su medio de vida, máxime en un momento de crisis aguda como la que atraviesa el sector. A veces, explicó Ramiro Busto, incluso da la sensación de que "nos vigilan más a nosotros, no vaya a ser que recurramos a escopetas".
En su opinión, la solución pasa porque las sociedades de caza, "que son las beneficiarias", se hagan cargo de los jabalíes y creen cotos privados donde puedan estar controlados.
Mientras no llegan soluciones, los afectados optan por vallar sus fincas con cintas, redes e incluso con líneas electrificadas, pero "cuando tienen hambre incluso saltan por encima". |