Anochece en Gargamala. Las reses se amontonan en los pastizales. De repente, abriendo un pasadizo entre la niebla, aparecen tres alimañas. Las vacas, que posiblemente las conocen bien, emprenden la huida, pero una de las fieras ya alcanzó la yugular de la "marela". La res intenta reprimir los enormes dientes del cánido que refunfuña moviendo la cabeza. El depredador suelta y ataca insistentemente con su boca, con aliento fétido y sangre.
GABINO PORTO - PONTEAREAS A veces pasan varios días hasta que los ganaderos se percatan de que una res ha sido atacada. Es el momento entonces de denunciar los hechos para que la Administración se haga cargo de los daños, como ocurrió la semana pasada en Gargamala-Mondariz.
Uno de los requisitos para percibir la ayuda pública es que se demuestre que el daño fue efectivamente realizado por el lobo. Para ello, la Consellería de Medio Ambiente envía a sus expertos: agentes forestales especializados en lobo que recogen muestras y llegan a realizar una pequeña autopsia al animal sobre el terreno.
“Lo primero que hacemos es identificar el escenario”, explica el agente Marcial Carrera, “tomamos fotografías de los animales muertos, de las proximidades y de todo lo que los rodea. Si hay vestigios de lucha es muy posible que efectivamente hubiese un ataque de un lobo”.
Sangre
Otra de las cuestiones vistas por los agentes es si la res estaba ya muerta cuando recibió el ataque o si el ataque provocó la muerte. “Para ello comprobamos si ha habido derramamiento de sangre, cuando se muerde a un animal vivo es diferente que cuando se ataca a uno ya muerto”, apunta el agente, que tuvo que acudir a cursos para poder actuar en estos casos.
En los últimos años, y para conciliar el interés de la pervivencia del lobo con la actividad ganadera en las llamadas “zonas de campeo” como son las proximidades de la Sierra de Suido, la Consellería de Medio Ambiente destina subvenciones a los daños –este año son 110.000 euros–. Para ser beneficiarios, los propietarios deben tener la explotación debidamente registrada tanto si es ganadería extensiva como intensiva.
Desde Medio Ambiente se defiende la presencia del lobo en los montes como exponente de la biodiversidad y como un elemento destacado en el equilibrio biológico del medio en el que se desarrolla.
El importe de las ayudas que se conceden oscila entre los 26 y los 1.635 euros, dependiendo de la especie, la clase y la edad, siendo el vacuno lo que más se paga, aunque las ayudas también van dirigidas a ovino, caprino y equino.
“Cuando una res es atacada, el ganadero debe comunicar el ataque a la consellería de Medio Ambiente, tenemos un teléfono operativo que es el 900186186, y en poco tiempo realizamos la inspección para que puedan percibir la ayuda”, indica.
Este sistema de ayudas es criticado por los ecologistas que consideran que se debería subvencionar a los ganaderos de las zonas afectadas independientemente de si sus reses son atacadas o no, ya que así los ganaderos serían los principales interesados en que el lobo estuviese presente en sus zonas y ellos mismos dispondrían de medidas preventivas para evitar los daños en su ganado, según la Federación Ecologista Galega. |