Los jabalíes saben bien dónde tienen que guarecerse para estar a salvo de las escopetas y los cazadores saben bien dónde buscarlos, el problema es que en los lugares en los que ellos se esconden las batidas solo pueden hacerse con autorización previa y, como afirman integrantes de las sociedades cinegéticas de Noia y Ribeira, las que se autorizan son insuficientes para acabar con una población que en estas localidades va a más y no deja de causar destrozos en campos de cultivo o parques, además de haberse convertido en un problema para la seguridad del tráfico.
En Ribeira, además del complejo dunar, que los cerdos salvajes han convertido en su reserva particular, ahora hay una colonia que se ha establecido en el parque de San Roque, un entorno pensado para el disfrute de los ciudadanos.
El presidente de la sociedad de caza ribeirense, César Ayaso, manifiesta que se ha solicitado una batida, para la que todavía no se ha recibido respuesta. Incluso se prevé la posibilidad de efectuar esperas para alejar a los animales del lugar. Sin embargo, Ayaso supone que hasta el mes de agosto o septiembre no se concederá ninguna autorización porque esta es la época de cría de los mamíferos y no se permite la caza ni otro tipo de actuaciones que puedan suponer una alteración para la fauna.
También en Couso se han observado destrozos ocasionados por los jabalíes y los daños en el parque natural llevaron a la asociación de propietarios a reclamar la adopción de medidas. La Administración autonómica se ha comprometido a tomar cartas en el asunto. Couso, por ejemplo, es una zona de adiestramiento en la que no está permitida la actividad cinegética.
Búsqueda de tranquilidad
Ramón Abeijón, secretario de la Sociedad de Caza de Noia, al igual que César Ayaso, aseguran que los cerdos salvajes buscan sitios «nos que poden estar tranquilos» y, desde luego, parecen haberlos encontrado. Los cazadores indican que las batidas concedidas son insuficientes. En Noia, por ejemplo, no se autorizó ninguna de las que se reclamaron a mayores, manifestó Abeijón.
En Ribeira tuvieron que solicitar una ampliación de los cupos permitidos, ya que el máximo estaba fijado en 17 y César Ayaso explica que están abatiendo unos cuarenta ejemplares al año, todos ellos situados en el entorno del parque natural.
Aficionados pertenecientes a la entidad ribeirense comentaron que, por las informaciones de que disponen, hay una manada de diez ejemplares que todos los días cruzan hacia los núcleos de Sirves, Artes y Olveira. Precisamente, en estos lugares se registran de forma habitual accidentes de tráfico ocasionados por los mamíferos. Lo mismo sucede en Noia. En este caso, Ramón Abeijón indica que una de las zonas conflictivas se sitúa en Alvariza.
Quienes después de unos años con importantes problemas causados por los jabalíes han logrado librarse de ellos son los mazaricanos. El presidente de la sociedad de caza explica que, en la actualidad, hay muy pocos destrozos ocasionados por los cerdos salvajes e, incluso, señala que los ejemplares abatidos están por debajo de la cifra máxima autorizada. Posiblemente, la presión ejercida y la falta de un refugio seguro han motivado que se desplazasen a otros lugares. |