Revista de Prensa


El cierre perimetral del vial de Ferrol a Vilalba tiene al menos quince pasos creados por los animales entre Ferrol y San Sadurniño

Carmela López · 7/1/2016

La irrupción de jabalíes en la calzada es un riesgo al que se enfrentan cada día quienes circulan por la autovía Ferrol-Vilalba, principalmente en horario nocturno. El tramo más peligroso es el comprendido entre la entrada de Ferrol y San Sadurniño, en el que la Guardia Civil de Tráfico ha registrado más de una docena de accidentes en los últimos meses, si bien no hubo que lamentar desgracias personales. No obstante, se estima que pudo haber más percances de este tipo, porque los camiones del transporte del carbón también se topan con frecuencia con jabalíes en la calzada, pero en este caso los vehículos no suelen sufrir daños.

La facilidad con la que estos animales salvajes acceden a la calzada radica, según el presidente de la sociedad Caza e Pesca Xuvia, Eloi Saavedra, en que el vallado perimetral de la autovía es inadecuado. La reja solo llega a ras de suelo y los jabalíes meten el hocico por debajo y se abren camino sin mayor problema. De hecho, a lo largo de todo el trazado antes señalado existen al menos 15 pasos de animales perfectamente visibles desde los montes, con senderos que desembocan en la autovía.

La zona más conflictiva se encuentra a la altura del kilómetro 5,400, en el área de la parroquia naronesa de Sedes. En ese lugar se puede observar un punto concreto que parte de la pista de O Salgueiral, en el que se ven perfectamente las pisadas de los jabalíes que, a lo largo del tiempo, han logrado conformar un sendero que termina en la autovía.

En un vial que discurre paralelo a la autovía a la altura de la cementera de Castro también son perfectamente visibles otros pasos en los que la verja esta levantada.

Según Eloi Saavedra, el hecho de que desde la AG-64 no se observen a simple vista los accesos utilizados por estos animales se debe a que las limpiezas de maleza en los bordes de la autovía no llegan hasta el vallado, para no romperlo con los equipos de desbroce, por lo que este queda siempre cubierto de matorrales por uno y otro lado.

El presidente de Caza y Pesca Xuvia, titulado en Arqueología pero que trabajó mucho tiempo como técnico de obras, asegura que no hay ningún tipo de mantenimiento sobre el vallado perimetral y, a mayores, se trata de un cierre defectuoso, que solo es válido para mantener alejados a los animales domésticos. Según explica, lo lógico sería instalar una valla de dos metros de altura, de forma que un metro y medio quedase en vertical y el resto se doblase hacia el exterior, sujetándolo al suelo con unos anclajes. De este modo, el jabalí no podría meter el hocico para levantar la verja. Es el método que se utilizó en el cierre perimetral del vial del puerto exterior de Ferrol y los resultados son los adecuados.

De los 15 pasos de animales descubiertos entre Ferrol y San Sadurniño, uno de ellos se encuentra dentro del tecor de caza que gestiona la asociación Urogallo y los 14 restantes en el de Caza e Pesca Xuvia. Esta última asociación tiene previsto presentar en breve una denuncia ante la Guardia Civil, para que la Fiscalía tome medidas por la falta de mantenimiento del vallado de la autovía Ferrol-Vilalba, que pone en riesgo vidas humanas.

Vallado levantado en Castro. Desde el vial perimetral de la autovía que discurre por la zona de la cementera de Castro se pueden observar varios puntos en los que el vallado está levantado por el paso de los jabalíes.

La verja no llega al suelo. La rejilla metálica no está sujeta en el suelo por lo que los animales pueden meter el hocico y levantarla, abriendo un paso desde la zona arbolada hasta la calzada de la autovía.

Punto conflictivo en Sedes. El punto de mayor irrupción de jabalíes está localizado en la parroquia naronesa de Sedes, al que acceden desde el antiguo recinto militar de A Carreira, en el que hace unos días se pudo ver seis ejemplares.

Senderos perfectamente delimitados. El paso constante de animales por algunos lugares ha llegado a formar una serie de senderos en los que se pueden ver con claridad las pisadas entre la maleza y el arbolado.