Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil han detenido a un veterinario y han imputado a otras once personas, cazadores en su práctica totalidad, por su presunta implicación en una campaña fraudulenta de vacunación antirrábica para perros.
Según informa el Instituto Armado, las investigaciones se iniciaron al detectarse que en diversos municipios de Aragón se estaban realizando campañas de vacunación que reunían a un gran número de cazadores, a los que se ofrecía el servicio para sus perros un tercio por debajo del valor real.
Estas campañas, según han explicado a Efe fuentes de la investigación, no se publicitaban en medios de comunicación o en redes sociales sino que se trasmitían "boca a boca" entre el colectivo cinegético.
Ante la posibilidad de un posible fraude, los investigadores pusieron en marcha el pasado mes de julio la Operación Chiscla, que permitió identificar a un veterinario que supuestamente se servía del "boca a boca" para congregar en un municipio previamente convenido a un gran número de cazadores.
Los agentes pudieron determinar que el veterinario se limitaba a a sellar las cartillas sanitarias de los perros sin inocular la preceptiva vacuna contra la rabia, obligatoria en todo el territorio español.
Los investigadores sospechan que el veterinario grababa posteriormente los datos de las falsas vacunaciones en el Registro Oficial del Gobierno de Aragón (RIACA), en el que entre 2014 y 2015 introdujo como vacunados a un total de 3.928 perros.
Para verificar el supuesto fraude, los agentes procedieron a realizar, con la colaboración de personal del Gobierno aragonés, la extracción de sangre a 40 perros a fin de obtener pruebas objetivas para la acusación.
Además, se procedió a la detención de un veterinario de la provincia de Huesca por un presunto delito de falsedad en documento público y a la imputación de otras once personas, cazadores, por los mismos hechos.
Al parecer, según dichas fuentes, entre una gran parte de los cazadores existe la falsa creencia de que la vacuna antirrábica mengua la capacidad olfativa de los canes, por lo que en algunas situaciones tratan de evitarla.
Estas fuentes aseguran que esta situación provoca situaciones de riesgo para las personas, dada la gravedad del contagio de la enfermedad a seres humanos.
La operación sigue abierta y no se descartan que se lleven a cabo nuevas detenciones de personas implicadas en el presunto fraude