Esta favorable perspectiva queda lejos, no obstante, de la abundancia que ofrece la caza mayor, marcada por la conflictiva abundancia de jabalíes.
El primer problema al que se enfrentaban las escopetas de la provincia para salir al campo era el de la renovación de licencias que, desde hace unos 15 años, se efectuaba en bancos y entidades de crédito. Un fallo técnico-jurídico en la pasarela de comunicación entre los equipos informáticos de las entidades bancarias y la Xunta impedía la expedición normal de licencias.
Así que, ante el elevado número de permisos que habría que expedir, la Xunta publicó el martes en el DOG una resolución de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza para atender el problema. De forma excepcional y hasta que se restablezca la normalidad en las comunicaciones, se permitirá la actividad cinegética portando una licencia de años anteriores junto con la justificación bancaria de haber abonado las tasas de la nueva en una sucursal autorizada.
Entre un 30 y un 40% de las licencias -al igual que ocurre también con otros documentos, como la declaración de la renta- se tramitan en la última semana. «Era materialmente imposible facelo e obrouse con gran intelixencia», señaló en Radio Voz Javier Nogueira, presidente de la Federación de Caza. «A miña por exemplo -indicó- ten caducidade o 18 de outubro».
Datos aportados por Nogueira apuntan que en los 61 municipios puede haber entre 14.000 y 15.000 licencias de caza, una cifra estabilizada en los últimos dos años, aunque sensiblemente inferior a las 22.000 de hace una década. A decir de los entendidos, el descenso está relacionado con la progresiva concentración de Galicia en núcleos urbanos y la consiguiente disminución de vecinos en el medio rural. Además, para cazar se exige ahora un examen de armas y regulación que pasan normalmente solo el 70% de los presentados.
El presidente de la Federación de Caza espera «un bo ano de coellos», especialmente en las zonas en las que se hizo «xestión». Los paseos con perros por el monte sirven de base a estas expectativas, si bien también hay otras zonas donde se ven menos conejos y algunas en las que no se les espera. Otro cantar, bien distinto del conejo, es la perdiz. Dar con ellas va a ser «un pouco máis complicado» para los cazadores.
En cualquier caso, la temporada regular o de caza menor nada tendrá que ver con de caza mayor que se desarrolla desde la segunda quincena de agosto. Ahí, la omnipresencia del jabalí hace que no haya problemas de falta de piezas. Además, el corzo ha progresado en los últimos años y Lugo -provincia limítrofe- es considerada la primera de España. |