En una feria orientada a la exposición de los animales, según fuentes de la organización, y en la que no se fraguaron ventas sino contactos, Río Ulla incentivó a los participantes con premios y distinciones honoríficas. Así, realizó un concurso en el que los jueces buscaron un estándar de las razas que mejore la calidad de los perros para trabajo y morfología.
Según explicó el juez de perros de rastro de la Federación Galega de Caza Tony Lanzó, pudo contabilizar hasta 19 razas de perros de caza distintas, puras y sin mestizaje. El mejor ejemplar de cada una recibió una distinción honorífica y, a modo de regalo, pienso aportado por los patrocinadores.
En términos absolutos, los jueves premiaron como mejor perro a un basset hound del criador lucense Carlos Fernández, de Villalba. Asimismo, como mejor jaula fue elegida la de Monteiros do Suido (Ourense). La distinción a la mejor camada recayó en la firma Da Coruxeira por sus petit basset griffon vendianos, con varios de los cuales en brazos acudió a recoger la distinción Noelia Barcia. Finalmente, el estradense Jesús Campos mereció el premio a la mejor jaula local, por sus osos de Carelia.
Precisamente la singularidad de esta raza y de la de los podencos de Paterna –en recuperación– fueron las que exaltó el juez Tony Lanzó como más destacables dentro de la feria. Esta reunió a criadores de diversos puntos de A Estrada pero también de Vigo, Vedra, Calo, Touro, Valga, Padrón, Rois, Vimianzo, Cabanas o Villalba. En perros de caza menos había beagles, petit griffon, podencos portugueses y andaluces, maneto andaluz, rubios del país, leonados de Bretaña y grifones azules de Gascuña. De caza mayor había asturcántabros cruzados, grifones azules o leonados de Bretaña, osos de Carelia y sabuesos azul y anglofrancés, entre otras razas y cruces.
Un día de baños, juegos y comida en familia
Más allá de la III Feria Canina, que se celebró a la sombra de los árboles y de una carpa en la explanada existente ante la playa fluvial, Río Ulla celebró ayer su tradicional Festa do Socio. Como cada año, numerosas familias acudieron a la playa fluvial estradense para compartir todo un día de baños, juegos, risas y comida en familia.
Un sol de justicia y un calor sofocante incitaban a disfrutar de las espectaculares instalaciones de Río Ulla. Mientras que unos preferían refrescarse en la playa fluvial o tomar el sol tumbados en la arena recientemente renovada, otros optaron por el fresco y prefirieron disfrutar de la sombra de los árboles autóctonos que engalanan la zona.
Asimismo, al mediodía hubo degustación de carne de jabalí y por la tarde una actividad especialmente pensada para enseñar a los niños a pescar, con regalos para todos los participantes. |